Cuando sientas que todo está perdido, te sugeriría recordar las palabras de Jocko Willink, un ex Navy Seal: «si aún sigues respirando, si aún estás sangrando, significa que aún tienes batalla que dar».
Intenta pensar que algo bueno saldrá de esto: Aprenderás, cambiarás de hábitos, mejorarás, pedirás perdón, te pedirás perdón, te liberarás de cargas, te propondrás nunca más volverla a cagar. Encontraste una forma muy clara de cómo NO hacer las cosas. A la mejor vienen cosas mejores.
Intenta pedir ayuda. Pierde el orgullo, sé humilde, busca ayuda: Financiera, emocional, técnica, profesional. Recuerda que aún hay personas buenas, quizás son pocas las que conozcas, pero debe haber alguien y ese alguien muy probablemente esté dispuesto a ayudarte, quizás solo tienes que pedir ayuda, quizás no saben que estás sufriendo. A la mejor te pueden ayudar con un abrazo, y a la mejor un abrazo es todo lo que necesitas.
Y recuerda: Si existe, aunque sea una sola oportunidad, una probabilidad aunque sea muy remota de que puedas salir del hoyo, entonces, búscala, aferrate, no la sueltes. Antes de mandar todo a la mierda piensa si existe una forma, por más difícil, por más cabrona que sea de salir de esta y si es así ve por ella.
Agradece. Piensa que pudo haber sido peor. Visualiza el peor escenario posible y agradece que no fue peor.
Acepta y a partir de este momento, ya todo será ganancia.
Y si ya te caíste, y si crees que las cosas no pudieran ser peor, entonces solo tienes que hacer dos cosas: No hagas el agujero más hondo, deja de escarbar y comienza a escalar. Cualquier avance será ganancia.
No tienes nada que perder.
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